viernes, 12 de noviembre de 2010

Luchando por Tu Vida ~ Capitulo 13

Esa noche tube el sueño más maravilloso del mundo. Edward estaba sano y al fin mi familia nos dejaba estar juntos para siempre, ambos no iríamos a la universidad juntos y nunca más nos separaríamos. De repente noté algo tocándome el cuello, la cara, los ojos... sonreí al tiempo que habría los ojos lentamente y me encontraba con él, con mi príncipe azul, el hombre más maravilloso del mundo, mi único amor.
-Hola príncesa
-Hola mi amor- le sonreí y me abracé a él todo lo fuerte que pude, pero de repente recordé que me había escapado de clase
-¡¿QUÉ HORA ÉS?!- me sobresalté, si era tarde, Charlie me iva a matar
-Shh tranquila pequeña, sólo son las 5.30, no has dormido mucho tiempo- Edward me besó y yo me volví a recostar sobre su pecho, calmandome mientras escuchaba su respiración
-¿Llevas mucho tiempo despierto?- él me acariciaba el pelo mientras yo pasaba mi mano suavemente por su pecho y abdomen.
-no llegué a dormirme del todo, pasa que Esme me llamó para decirme que no volverían hasta la noche, les vino la tormenta encima y se quedarían a cenar en Port Angeles.
-Esta bien, es mejor que se queden allí por precaución. Ojalá yo tubiera un milagro así... no quiero irme a casa y dejarte solo- en ese momento comencé a besarle el cuello.
-Mmmm yo tampoco quiero que te vayas pequeña, pero no quiero que tengas más problemas con Charlie por mi culpa- me abrazó con fuerza al tiempo que él también besaba mi cuello, en ese momento sonó mi móvil, me levanté corriendo, era Charlie, no me podía creer, mi milagro se cumplió. Colgué a Charlie y me abracé a Edward con todas mis fuerzas, no podía ser más féliz.
-¿Qué pasó amor?- Edward me miraba con la sorpresa escrita en el rostro
-Pasa que me acaba de llamar Charlie y me ha dicho que él y Victoria se han quedado atraàdos en La Push a causa de la tormenta, que se han caído varios árboles del bosque y no saben cuánto tiempo tardarán en salir y me ha llamado al móvil porque como estoy en clase... seguramente pasarán la noche en casa de jacob y Billy- comencé a reír con todas mis fuerzas, Edward también reía conmigo, creo que leyó mi mente.
-Sii-dijo Edward entre risas- ya me imagino la cara de Victoria por tener que pasar la noche allí.
Ambos nos abrazamos de pura felicidad, teníamos el resto de la tarde para estar juntos.
-¿quieres que te prepare algo de comer cariño?
-Sii estoy hambriento-se levantó de la cama, yo fuí a ayudarle- tranquila Bella, estoy bien, sólo necesito estirar un poco las piernas.
Nos pusimos algo de ropa encima y bajamos a la cocina a preparar algo de comer. Cuándo bajé las escaleras la ví, Rosalie me quedó mirando con furia de arriba a abajo, viendo que estaba a medio vestir y despeinada; si las miradas matasen, yo ya estaría muerta.
-Edward, se puede saber que hace ésa aquí?- la manera tan despectiva en que pronunció la palabra ésa refiriendose a mí me dolió mucho, pero no la culpaba, ella no sabía nda de lo ocurrido.
-Edward no...- traté de frenar a Edward
-Rose... ésa que tu dices, se llama Bella y es Mí Novia. Así que ya te puedes ir acostumbrando a ella otra vez- Edward me tomó del codo y me llevó a la cocina
-Tú novia?? una perra como ella que te abandona cuando más lo necesitabas??- comencé a llorar, realmente me estaba doliendo mucho.
-Rose... tú no sabes nada. Ella no me abandonó, YO LA DEJÉ!!- Edward se estaba alterando mucho y eso no era nada bueno. La cara de Rose era un poema..
-No me vengas con excusas hermanito, no intentes protegerla- verdaderamente ella me odiaba.
- Cree lo que quieras Rosalie. Yo abandoné a Bella porque no quería que estubiera conmigo a la fuerza, por pena y sé que le hice mucho daño y que todavía no me ha perdonado. Pero lo hice pensando en ella y me equiboqué, por que lo único que conseguí fué hacernos daño a los dos, a todos vosotros y por eso ella está aquí, porque nos amamos y no nos vamos a separa, te guste o no.

Edward comenzó a temblar, Rosalie estaba llorando así que Emmett se la llevó al salón, yo ayudé a Edward a sentarse y tomé algo de comida del frigorifico para él. Cuándo se calmó, regresamos a su habitación y no salimos de allí en toda la tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario